La etapa de berrinches en los hijos, suele ir de los 2 a los 5 años, a veces incluso se alarga después de esa edad cuando no se ha sabido resolverlos de manera eficiente. Cuando un niño hace berrinche está manifestando frustración, ira, miedo o tristeza. Evidentemente es una etapa que genera muchísimo estrés a los padres, algunas mamás incluso han llegado a mi consulta con síntomas de ansiedad anticipatoria en los momentos previos a la hora del berrinche.
Enseguida desglosaré algunos puntos importantes sobre esta etapa:
Son normales hasta los 3 años que el niño adquiere plenamente el lenguaje, y es capaz de expresar verbalmente aquello que le causa dolor, malestar o frustración.
Los berrinches suelen ser de carácter esporádico y no muy intensos
Las conductas típicas en estado de rabieta son gritar, llorar, patear, tirarse al suelo o incluso darse golpes contra la cabeza.
Se trata de la forma más leve de alteración de la conducta infantil, que si no es resuelta de manera eficaz será procedida por conductas de desobediencia, y posteriormente de agresividad. Son los hijos que al no tener ningún límite claro en casa, empiezan a insultar, agredir y golpear a sus iguales y a sus 15 o 16 años manifiestan agresión física incluso con sus padres.
Recuerdo muy bien el caso de una mamá que presentaba taquicardia, sudoración en las manos, boca seca y temblores cuando se acercaba la hora de recoger a Álvaro al kínder. Álvaro tenía 3 años y medio, y a pesar de ser tan pequeño le había tomado muy bien la medida a su mamá para obtener lo que deseaba, que era justamente la compra de dulces en el puesto que quedaba entre la puerta de su escuela y la camioneta de su mamá. Si no obtenía lo que deseaba, hacía un berrinche en frente de todas las mamás del colegio de tal magnitud que terminaba siempre obteniendo el tan deseado dulce.
Este ejemplo me va a permitir explicar con mayor claridad el origen del berrinche y la actitud de los padres que sin darse cuenta, lo refuerzan.
Es normal que a un niño pequeño se le antoje un dulce, especialmente al salir del colegio pues quizás tenga hambre. El deseo del dulce no está mal, lo único que hay que hacer es enseñarle que puede tenerlo bajo ciertos lineamientos, que a la larga le darán al niño seguridad y confianza.
Por ejemplo, puedes decirle que por esa ocasión especial se lo comprarás, pero podrá tenerlo si come bien como su postre. O si eres una mamá consciente del daño que hace el exceso de azúcar en los niños podrás decirle que en casa sólo se comen dulces los viernes, por ejemplo. Y le ayudas a identificar los días, y esperar que sea viernes para tener sus dulces. Al enseñarle a tu hijo a hacer este pequeño esfuerzo de espera, estás trabajando muchas cosas muy buenas en él, entre ellas a posponer el impulso, lo cual le ayudará enormemente en el tema del autodominio. También estás trabajando su umbral de tolerancia a la frustración, un arma que le ayudará enormemente en la vida.
El problema con la mamá de Álvaro fue que cedió durante varios días a comprarle el dulce, sin embargo, se dio cuenta que no comía bien debido a esto y que con tanto dulce se le picarían los dientes, así que decidió –sin comunicárselo a él con paciencia, explicándole antes de llegar al colegio- que a partir de ese día ya no habría dulces excepto los viernes. Ella simplemente al salir su hijo del kínder y él exigir el esperado dulce, se negó a comprarlo. Obviamente el niño ante esa inesperada reacción de su madre se molestó y empezó a llorar. Ella ante su llanto y la vergüenza que aquello le ocasionaba decidió comprarle el dulce sin darse cuenta la lección que Álvaro aprendía en ese momento: Solo debo llorar para conseguir lo que quiero. Es decir, la mamá reforzó la conducta de llanto y le enseñó sin querer, la forma de conseguir las cosas.
Algunos consejos claves:
Cuanto antes aprenda tu hijo que “si” quiere decir SI y que “no” quiere decir NO, antes se producirá el abandono del llanto como un sistema de petición.
La firmeza juega un papel muy importante en el tema de los berrinches, aprende a desarrollar esa firmeza amorosa que tu hijo necesita.
NO ESTALLES.
Cuando tu hijo esté haciendo berrinche porque tiene hambre, sueño, o algo le duele, resuelve inmediatamente el problema ayudándole a dormir, dándole de comer o ayudándole a calmar su dolor.
La consistencia en nuestras respuestas es indispensable.
Evita ser restrictivo.
Enseña a tu hijo a expresar sus emociones.
Mantenlo distraído y físicamente activo.
Desatiende la conducta de berrinche sin ceder ante las lágrimas
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Mtra. Carla Díaz-Leal
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