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El camino del rey es el camino del padre

Actualizado: 12 sept 2021

Hace unos días un joven me visitó y me contó su experiencia al ver la película El Rey León. La historia lo conmovió y lo hizo pensar en el efecto que la ausencia de su padre ha tenido en su vida. Su experiencia me hizo desear ver la producción, hoy tuve la oportunidad de ir con mis hijos y verla y salí verdaderamente fascinado...


Más allá de la fantástica producción tecnológica y artística, la película encierra una sabiduría excepcional, llena de simbolismos y aprendizajes para todos, pero especialmente importante para los papás de nuestra época pues la figura del padre y la figura del rey se encuentran en el ocaso. Como resultado, vivimos una de las peores crisis del padre, con 50% de matrimonios en EUA terminando en divorcio y con un amplio número de hijos creciendo con la ausencia de su padre.


Simba, el personaje central de la película, vive la misma suerte, pero a diferencia de muchos hijos de hoy, la ausencia de su padre no fue causada por falta de responsabilidad, de amor o por abandono, sino por un acto de heroísmo. Mufasa el rey león se ve envuelto en una trampa provocada por su codicioso hermano que busca apoderarse de su reino y establecer su tiranía con las carroñeras hienas. Mufasa representa lo mejor del hombre, el rey sabio que cuida de todos y que mantiene el orden y la armonía. Su hermano Scar representa lo peor del hombre, al tirano enfermo de poder, un ser resentido que no ve por los demás sino solo por sí mismo. Simba, quedó en medio de esta lucha entre el rey y el tirano, entre el bien y el mal, entre la luz y la sombra. Scar se encarga de hacerle creer que la muerte de su padre es su culpa y él, huérfano y desalentado emprende el mismo viaje que millones de chicos emprenden año con año, el viaje de la desesperanza que ocasiona la ausencia del padre, la de los hijos desorientados, sin quien les guíe, creyendo ser indignos. Simba, al igual que un gran número de hombres sin padre vive lo que en psicología conocemos como la herida del padre, herida que se expresa en un destierro emocional que lleva a los hombres jóvenes a buscar suprimir dicha herida a través del "Hakuna Matata", del no pensar en consecuencias, del disfrutar la vida en una forma nihilista, vacía de sentido, de responsabilidad, de compromiso, de identidad, jóvenes sin un lugar en el mundo. Y es que investigación tras investigación muestra los mismos resultados, la ausencia del padre se correlaciona con mayor consumo de sustancias, promiscuidad sexual, abandono escolar, menores logros laborales, conductas violentas y problemas de pareja. Este efecto de la ausencia del padre es cierto tanto para hombres como para mujeres, pero el peligro que especialmente viven los hombres es que sin curar la herida del padre corren el riesgo de nunca convertirse en adultos, quedarse en un estado infantil permanente, Peter Pans desconectados de su sombra sin ser capaces de asumir su lugar en el mundo real, solo en el mundo del nunca jamás, de la fantasía. Perpetuado así una cadena de dolor en futuras generaciones, logrando lo que hemos logrado ahora en occidente; la fractura de la familia y de la sociedad.

La película también nos ofrece el antídoto a esta problemática de los hombres jóvenes sin lugar ni sentido en la sociedad. Y es que Simba no está solo, Nala (la mujer) va a su rescate, como lo hace la Beatriz de Dante, va al Inframundo donde está Simba a recordarle que él tiene un llamado en la vida, que él tiene una vocación y una responsabilidad que cumplir, él está llamado a ser rey, no un vago. Nuevamente la película muestra algo que la investigación psicológica señala constantemente, el hombre se asume hombre en la medida de sus responsabilidades, no de sus libertades. La madurez psicológica se alcanza a través del matrimonio, de los hijos y de asumir su lugar en el mundo. Un hombre sin dichas responsabilidades no tiene un por qué dejar de ser adolescente, solo aquel que experimenta el peso de la responsabilidad es capaz de salir del estado pueril y convertirse en un ser maduro.

La película tiene también un personaje fascinante más, un macaco de nombre Rafiki que representa al hombre sabio, al hombre sagrado, al terapeuta, al sacerdote, al guía que puede ayudar al hombre a sanar la herida del padre. Robert Bly lo describe extraordinariamente en su libro Iron John, una lectura obligada para todo papá y mamá que quieran comprender e incidir positivamente en la vida de su hijo varón. Rafiki le recuerda al joven inexperto y dolido que el camino del rey es el camino del padre. Es a través de aceptar la herida del padre, su ausencia y el dolor que ha ocasionado que el joven puede convertirse en lo que está llamado a ser, a ocupar el lugar del padre y convertirse él mismo en rey. No a destronarlo, sino a continuar su legado, a hacer realidad sus enseñanzas y su ejemplo a tal grado que parecieran ser uno solo, como le pasa a Simba al ver su reflejo en el agua, o como le pasa al tío tirano al verlo y exclamar "¡Mufasa! ¡Estás vivo!" sin reconocer que lo que veía era al pequeño cachorro que él engañó y que privó del trono, pero ahora convertido en un macho adulto dispuesto a reclamar lo que le corresponde. El camino del rey también pasa por el camino del héroe, Simba tiene que enfrentar a su tío para mostrar que ahora puede ocupar el lugar de su padre. No es su linaje, no es su herencia, ni es el amor de sus padres lo que lo harán un verdadero rey, es su coraje, valentía, determinación y sacrificio lo que puede dar pie a su transformación. Él tiene que lograrlo, nadie más puede hacerlo por él. Este camino del rey es el camino al que todos los hombres estamos llamados. Todos tenemos que dejar el niño atrás para convertirnos en el hombre que nuestra familia y nuestra sociedad necesita. La presencia del padre es fundamental para ello, pero también el de la madre que apoya, permite y acompaña al padre y al hijo para lograrlo. El camino es un proceso, no lineal sino escabroso. Errores, debilidades, sombras y peligros son necesarios para poder ver la fortaleza que hay en cada uno. Este proceso es biológico, es psicológico, es espiritual. No hay logro sin esfuerzo, no hay logro sin asumir la sombra, no hay logro sin reconocer la miseria, es experimentando las consecuencias de los errores y el sufrimiento que conllevan lo que implanta el deseo de ser mejores, de salir de ahí. La mujer y el hombre sabio juegan un papel fundamental en este proceso de transformación, esto es cierto tanto para los jóvenes con padres, como para quienes experimentan su ausencia. La mujer como en la historia del Buda, tiene la capacidad de revivir y madurar al hombre doliente. El hombre sabio tiene la función de introducir al niño en el rito de pasaje donde se despoja de su estado infantil para asumir su ser adulto. Eso es lo que hacemos los terapeutas, esa es la responsabilidad que tenemos todos los hombres adultos con los jóvenes. El rey león es una gran película, un ejemplo de lo que debería de ser el cine, un ejemplo de familia, y de virtud, un ejemplo del proceso en el que todos estamos. Pero también es una invitación a que los hombres asumamos nuestro rol en la familia y en la sociedad. A que hombres y mujeres trabajemos unidos (como lo hace Simba con su madre y todas las hembras del clan), enfrentando las tiranías contemporáneas que amenazan a la familia y a la sociedad.


Sin duda recomiendo ampliamente que vayan a ver esta película. Una rareza en nuestra época.


Les mando un afectuoso saludo y los invito a adquirir en los siguientes links el libro y el seminario en línea bajo demanda de La Transformación del Adolescente: Guía para padres y profesionales donde aprenderán más de este y otros temas.


Dr. Mario Guzmán Sescosse

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