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XXX: Pornografía, un peligro para tu familia

Actualizado: 23 ago 2022

Según un reporte del Pew Research Center titulado Teens, Social Media & Technology del 2018 el 95% de los adolescentes entre 13 y 17 años tiene acceso a teléfonos inteligentes o Smartphone y el 88% a computadoras. Dicha cifra también podría reflejar la potencial exposición a contenido pornográfico en Internet. Pues para que un chico obtenga dicho material es tan fácil como escribir en el buscador de su dispositivo la palabra Porn o Sex y al instante podrá ingresar a un amplio número de páginas webs dedicadas a vídeos, fotografías y video llamadas pornográficas, incluso sin pagar por ello o sin necesidad de inscribirse a dichos sitios.


Estadísticas recopiladas por el sitio web Covenant Eyes señalan que en el 2006 la industria de la pornografía obtuvo 13,000 millones de dólares. Además, cada segundo hay 28,258 usuarios viendo pornografía. Cada segundo se gasta 3,075.64 dólares en pornografía. El 88% de las escenas contienen violencia y quienes más lo utilizan son los chichos de entre 15 y 24 años. Además, la edad promedio de iniciación a la pornografía en hombres es de 12 años mientras que el 32% de las mujeres vieron pornografía antes de los 13 años. 71% de los adolescentes les oculta a sus padres que consume pornografía.


Pero eso no es todo, en la misma página web se explica que existe una correlación entre divorcio y pornografía, pues 68% de los casos de divorcio incluyen que uno de los esposos contactó a un amante a través de Internet y el 56% de los divorcios incluyen a uno de los dos obsesionado con sitios pornográficos.

La pornografía más allá de ser considerada apropiada o inapropiada, tiene consecuencias fisiológicas y patológicas importantes. Hallazgos realizados por la Dra. Simone Kühn y el Dr. Jürgen Gallinat (2014) del Max Planck Institute, muestran alteraciones en el cuerpo estriado (la zona del cerebro que se asocia con la recompensa y la motivación conductual) lo que podría explicar por qué esta conducta funciona como una adicción. Estos resultados han sido corroborados por la Dra. Valerie Voon et al. (2014) de la Universidad de Cambridge quien concluyó que las alteraciones observadas en el cerebro de aquellos que se estimulan constantemente con la pornografía son semejantes a las encontradas en los adictos al alcohol y a las drogas. Además, existe un trastorno sexual llamado Disfunción Eréctil Inducido por Pornografía (DEIP) donde el paciente genera un condicionamiento entre la práctica de observar pornografía y la eyaculación, lo que con el tiempo redunda en una falta de erección tanto al estimularse con pornografía como al tener un encuentro sexual con una persona real.


Tendríamos también que decir que la pornografía tiene implicaciones sociales, éticas y morales que se necesitan considerar, pues el trato de blancas y la extorsión para que las personas participen en ella está basada en la demanda del consumidor. Mientras más personas consuman pornografía más delitos de este tipo tendrán lugar. Lo mismo se debe decir para la pornografía infantil junto con sus redes de pedófilos y el mal llamado turismo sexual que afecta no solo a individuos, sino familias enteras y a las sociedades donde esta conducta tiene lugar.


Por lo tanto, podemos concluir que la pornografía no es cosa de niños, ¡pero tampoco es cosa de adultos! Es cosa de problemas, sufrimiento, alteraciones neurológicas, trastornos sexuales y crímenes. Con todo esto los padres de familia necesitan cuestionarse ¿por qué le darías a sus hijos adolescentes un celular, una tableta, una computadora o una televisión con acceso libre a Internet sin restricciones? ¿por qué le darían a sus hijo un dispositivo, sin los debidos controles parentales, para que tengan acceso a material que puede poner en peligro su salud mental y sexual?


Desafortunadamente, la edad promedio de iniciación a la pornografía en los hombres son los 12 años. A esa edad los niños pueden incluso desarrollar Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) por estar expuestos a dicho material. La pornografía desvirtúa la sexualidad de su componente esencial que es el amor entre los esposos y la posibilidad de procrear. Muestra una producción cinematográfica que nada tiene que ver con la realidad, generando confusión en los chicos sobre qué y cómo es el sexo, sobre qué significa “hacer el amor”. Quienes consumen pornografía generan expectativas irracionales de su desempeño sexual y el de su pareja, por lo que pueden experimentar frustración e insatisfacción sexual en la vida real.


Así lo he visto en mi práctica clínica. He atendido niños que desarrollaron TEPT, jóvenes y adultos que experimentaban DEIP y matrimonios que se convirtieron en un verdadero infierno por que la pareja se había vuelto adicta a los sitios pornográficos.


La pornografía ha invadido la intimidad de nuestros hogares. Se encuentra en todas partes y con ello está afectando y alterando la forma en cómo entendemos el sexo, la relación con el sexo opuesto, con el mismo sexo, ¡e incluso con niños y animales! La pornografía se ha convertido en un cáncer al que nos hemos acostumbrado, un cáncer que usa a las mujeres como objetos sexuales destinados a satisfacer los impulsos sexuales de hombres que las utilizan e incluso las maltratan, ese es el verdadero machismo del que las feministas no hablan, del que son cómplices. Nos han promovido la pornografía como una práctica sexual inofensiva, como un ejercicio de libertad, cuando en realidad es una prisión, es una adicción, y los niños y adolescentes son los más vulnerables.


Las computadoras, las tabletas y los televisores necesitan estar en áreas públicas de la casa y no en las habitaciones, así los padres puedan monitorear qué están haciendo sus hijos y ellos sabrán que pueden ser sorprendidos y evitar un uso inapropiado de dichos dispositivos.


Con respecto al “teléfono inteligente” o Smartphone te invito a no caer en la tentación de darle uno a tus hijos antes de los 15 años. El daño que pueden generar puede ser irreparable, mucho mayor que el beneficio que pueda aportarle tal tecnología. Muchos padres me dicen que es una necesidad para estar comunicados con sus hijos, sin embargo, nosotros crecimos sin celulares y sobrevivimos, tus hijos también lo harán. Si en verdad es indispensable que tus hijos tengan un teléfono entonces cómprale un celular sin Internet, un teléfono flip phone para hacer llamadas y enviar mensajes de textos, pero sin acceso a Internet o limita su acceso a internet utilizando la aplicación de Google Family Link . Tanto la investigación científica como la recomendación policiaca es que tus hijos no tengan un “teléfono inteligente” hasta la edad de 15 años, e incluso a esa edad, debe de estar condicionado a un contrato con un reglamento. Tú y tu pareja pueden y tienen que revisar el uso que sus hijos hacen de la tecnología, condicionarla a un uso adecuado y promover un uso constructivo. No hacerlo así es dejar a sus hijos en una situación de vulnerabilidad, donde ellos no visualizan los riesgos y donde pueden tener consecuencias de largo plazo.


Si aún no le das un celular a tus hijos, háblales de lo que has leído aquí, explícales por qué no lo harás. Si ya se lo diste y es menor de 15 años, entonces enfrenta la situación, discúlpate con él o ella, dale una explicación y retíraselo. Y si tiene 15 años o más, habla con el o ella sobre los peligros, el uso inapropiado y el uso correcto del celular. Baja un contrato de la página www.civismodigital.org y hazlo que la firme. Busca un control parental como Family Link, Circle o www.netnanny.com y pon candados al Internet y a las paginas en los dispositivos de tu casa.


Si alguno de tus hijos o si tu pareja o tu mismo están experimentando problemas con la pornografía ten en cuenta que necesitarán ayuda. Están enfrentando una adicción que ha alterado el funcionamiento cerebral y que por si solos resulta muy difícil, sino que imposible superarla. Te sugiero que visiten el sitio web de Covenant Eyes www.covenanteyes.com donde encontrarán un programa que los llevará paso a paso a salir de la adicción.


Finalmente, te invito a ver el documental Raised on Porn para que conozcas más sobre los peligros y riesgos de la pornografía en niños y adolescentes.


Espero que esta información haya sido de ayuda. Recuerda que tu principal función como papá o mamá no es que tus hijos estén contentos contigo, sino que los guíes por el camino correcto, incluso si a ellos les cuesta trabajo entenderlo.


Reciban un fuerte abrazo.

Dr. Mario Guzmán Sescosse


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